From the Deacon’s Desk 2 de enero de 2022

Queridos amigos:

Hoy es la fiesta de la Epifanía. Este es el día en que el mundo pagano rinde homenaje al niño Jesús. Vinieron en forma de “Magi”. Nadie está realmente seguro de si los magos eran reyes, astrónomos o nobles. Sabemos que vinieron de un lugar lejano para ofrecer su homenaje. Una nueva estrella que aparecía en el cielo era una señal en la antigüedad de un rey recién nacido. Los magos le llevaron regalos adecuados para un rey. Honraron su humanidad con el regalo de oro, un metal precioso que se ofrecería a un rey. Le dieron incienso; cuando se quema, el humo sube al cielo. Es un regalo para honrar a su deidad. La mirra es un ungüento que se usa al morir una persona. Esto fue para honrar la muerte de Jesús en la cruz.

En nuestra lectura del Evangelio de Mateo 2: 1–12, escuchamos la historia de cómo el rey Herodes estaba tratando de engañar a los magos para que le dijeran dónde vivía este rey recién nacido. Dijo que quería rendirle homenaje. Esa no era la verdad. Herodes solo quería deshacerse de cualquier competencia.

¡Esta historia nos muestra que incluso la realeza de otros países creía que Jesús era tanto Dios como hombre! ¡Estos magos viajaron muchos kilómetros en camellos para rendir homenaje al Rey recién nacido! Qué hermoso testimonio del hijo de Dios y el legado de su vida aquí en la tierra. Quizás podamos tomarnos unos momentos este domingo para pensar en lo que sucedió hace tantos miles de años. Dios mismo vino a la tierra para ser uno de nosotros. El resto es historia.

¡Paz y todo bien!

Diácono Jim