Reflexiones semanales del 4 de Junio de 2023

La Santísima Trinidad está justo frente a nosotros, pero sigue siendo una de las características más misteriosas de Dios. Al principio y al final de prácticamente cada oración y en cada liturgia, invocamos la fórmula trinitaria: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Pero para la mayoría de nosotros, la pregunta de cómo Dios podría existir en tres Personas distintas todavía está parcialmente sin respuesta.

Tal es nuestra Fe. En Cristo, en las Escrituras y en la Iglesia, Dios ha revelado todo lo que necesitamos saber para vivir en su amor. En cuanto a lo demás, como la Eucaristía y otros misterios, lo tomamos con fe. Sabemos que lo que Jesús enseñó es verdad porque Él es la Verdad. Entonces, creemos sin haber visto, y profesamos esta fe en nuestros Credos.

Tome el Credo de Nicea, por ejemplo. Sabemos por la revelación que el Padre y el Hijo son consustanciales, es decir, son de la misma sustancia, de la misma esencia: Divina. Sabemos también que el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Trinidad, procede tanto del Padre como del Hijo. Cada Uno es Dios, Quien existió antes del principio de los tiempos. Y hoy, cada Persona, siendo distinta la una de la otra, tiene un papel en nuestra salvación. Ellos son Nuestro Creador, Nuestro Salvador y Nuestro Santificador.

La vida puede ser complicada. Y cuando lo piensas, Dios también puede hacerlo. Es posible que nunca comprendamos cómo es realmente la Santísima Trinidad o cómo se ve hasta que lleguemos al cielo para ver todo por nosotros mismos. Pero hasta entonces, el plan de Dios continúa desarrollándose ante nosotros. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están obrando en nuestras vidas para hacernos santos. Juntos, quieren darnos la vida que nuestros corazones y nuestras almas realmente desean.

Dios es increíble. Si bien puede parecer imposible comprender Sus misterios, Su amor es algo que podemos experimentar por nosotros mismos. ¡Mantener la fe! Enciéndelo en oración, adoración y bondad. Y mantén en tus labios la fórmula Trinitaria, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Juntos, nos están moviendo hacia la grandeza.

“Alabamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo de Dios”.

–Oración cristiana antigua dicha al encender una lámpara en la noche

By Chris Brooks