Reflexiones Semanales del 14 de Agosto de 2022

FIESTA DE LA ASUNCIÓN

La Asunción es la fiesta principal de la Santísima Virgen que tiene un doble objeto: (1) la feliz partida de María de esta vida; (2) la asunción de su cuerpo al cielo. La doctrina afirma que, al final de su vida en la tierra, María fue asunta en cuerpo y alma al cielo, como lo habían sido Enoc, Elías y quizás otros antes que ella (Mt 27, 52-53). María fue llevada al cielo o “asumida” por Dios y no “ascendió” al cielo como su hijo porque, a diferencia de su hijo que tenía el poder para hacerlo, ella no lo tenía. Existe evidencia escrita de la creencia en la Asunción de María desde el siglo III.

La Iglesia nunca ha definido formalmente si murió o no, y la integridad de la doctrina de la Asunción no se vería afectada si ella no murió, pero el consenso casi universal es que sí murió. La presencia de María en el cielo como la Mujer glorificada y coronada de Apocalipsis 12 implica su entrada al paraíso como Nueva Eva y Reina Madre al final de su vida terrenal, pero nada indica su transición a través de la muerte y resurrección. El Magisterio Ordinario enseña que María murió. Papa Pío XII, en Munificentissimus Deus (1950).

En cuanto al día, año y forma de la muerte de Nuestra Señora, no se sabe nada seguro. La Sagrada Escritura guarda completo silencio al respecto. Las fechas asignadas para la muerte de María varían entre tres y quince años después de la Ascensión de Jesús. Dos ciudades afirman tener su tumba, Jerusalén y Éfeso, pero ninguna tiene cuerpo ni reliquias en ellas. Después de todo, si María es Inmaculadamente concebida, se seguiría que no sufriría la corrupción del cuerpo en la tumba, que es consecuencia del pecado. Génesis 3: 19.

En el Concilio de Calcedonia (451), San Juvenal, obispo de Jerusalén, hizo saber al emperador Marciano y Pulqueria, que deseaban poseer el cuerpo de María, que María murió en presencia de todos los Apóstoles, pero que su tumba , cuando se abrió, a pedido de Santo Tomás, se encontró vacío (excepto las reliquias de su túnica y cinturón funerarios); de donde los Apóstoles concluyeron que el cuerpo fue llevado al cielo.

La Solemnidad de la Asunción, llamada Dormición en la Tradición Oriental (Bizantina), establece que esta transición de María a la vida eterna fue precedida por lo que se llamó Koimesis o “dormir” o María en la muerte. Los tres acontecimientos (su muerte, su resurrección y su asunción al cielo) completan el mosaico del final santo de la vida de María.

– MAC Y MARCIA HICKEY

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