Reflexiones semanales del 19 de Junio de 2022

La semana pasada celebramos la Santísima Trinidad; lo que creemos acerca de Dios. El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios mismo. La Trinidad es Una; un Dios en tres personas.

Ahora, esta semana celebramos la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, la Fiesta del Corpus Christi. Este es otro fin de semana donde celebramos lo que creemos, esta semana celebramos nuestra creencia en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, la VERDADERA Presencia. Vivimos en un mundo que intenta todos los días que lo secular desplace a lo sagrado. Es nuestra creencia fundamental como católicos que Dios está en el centro de todo.

La sociedad trata de sustituir las cosas materiales; dinero; reputación; ego; por Dios. Lo vemos, lo oímos, a nuestro alrededor todo el tiempo. Pero como verdad fundamental, creemos que en la última cena, “Jesús tomó el pan, dijo la bendición, lo partió, y dándoselo a sus discípulos, dijo: “Tomad y comed; este es mi cuerpo.” Entonces tomó una copa, dio gracias y se la dio, diciendo: Bebed todos de ella, porque esto es mi sangre del pacto, que será derramada por muchos para el perdón de los pecados. La Eucaristía no es una metáfora; no es un símbolo. San Juan nos dice que cuando los judíos comenzaron a pelear durante su discurso del ‘Pan de vida’, Jesús no trató de hacerlo agradable para ellos. Él dijo, muchachos, es solo una metáfora. No, San Juan nos dice que Jesús se dobló. “Amén, amén, os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida dentro de vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”. La Eucaristía: Cuerpo y Sangre de Cristo, es otro de los grandes misterios de nuestra fe. Pero es una creencia fundamental, una verdad fundamental, que en el santísimo sacramento de la Eucaristía está presente el cuerpo y la sangre, junto con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo.

Todo Cristo está verdadera, real y sustancialmente presente. “Esta presencia se llama ‘real’, es una presencia sustancial por la cual Cristo, Dios y hombre, se hace total y enteramente presente”. Creemos esto porque Jesús mismo nos lo dijo. Cada vez que demos un paso al frente para recibir el santísimo sacramento de la Eucaristía, contempla a quién tienes en la mano, a quién estás por consumir, tal como él nos lo mandó hacer, en memoria suya. Esto es lo que creemos.

  • Diácono Chuck Hoppe