Del escritorio del diácono para el 10 de abril de 2022

Queridos Amigos:

El relato de la Pasión que escuchamos hoy es del Evangelio de Lucas 22:14 a 23:56. Es un evangelio muy largo que fue escrito mucho después de que la mayoría de los discípulos de Jesús murieran. La audiencia a la que Lucas está escribiendo consiste principalmente en gentiles. Lucas hace un trabajo maravilloso al explicar lo que le sucedió a Jesús desde la   Última Cena hasta su muerte al día siguiente.

Siempre me entristece leer cómo trataron a Jesús durante toda esta prueba. Es torturado, coronado de espinas y finalmente colgado en una cruz para morir. La crucifixión es una de las muertes más dolorosas conocidas por el hombre. La muerte en realidad proviene de la asfixia. La persona que es crucificada tiene que empujarse continuamente para poder respirar. Como puede imaginar, no pasa mucho    tiempo antes de que la persona no tenga más fuerzas para levantarse y muera.

Están sucediendo muchas cosas en este Evangelio para hablar en una pequeña columna. Le sugiero  encarecidamente que se tome unos minutos durante los próximos días y lea este relato cuando realmente pueda absorber lo que sucedió ese día. Es posible que le tome algunas lecturas antes de que pueda asimilarlo todo. Sin embargo, hay una línea que  siempre me detuvo en seco. “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen”. ¿Te imaginas a Jesús sufriendo durante casi 24 horas? Él está en un dolor insoportable y cerca de la muerte. Sin embargo, pidió a su Padre celestial que perdonara a quienes lo    traicionaron, se burlaron de él, lo acusaron    injustamente y lo sentenciaron a muerte. Su respuesta a todo esto es: “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen”.

Esto me dice que el perdón puede ser una de las  virtudes más importantes que podemos   alcanzar. Te garantizo que no será fácil.  Recuerda siempre, Jesús no nos pide que    seamos perfectos. Él nos pide que sigamos   intentándolo. ¡Quizás algún día lo hagamos bien y ese sea un gran día para nuestro mundo!

¡Paz y Todo Bien! Diácono Jim