De The Deacons Desk para el 10 de Julio de 2022

Queridos Amigos:

Nuestro Evangelio de hoy de Lucas 10:25–37 es la historia del Buen Samaritano. Todos conocemos esta historia. Este pobre hombre viaja por el camino y es atacado por ladrones y dejado morir. Un sacerdote pasa pero no se detiene. Un levita viene y hace lo mismo. La siguiente persona en pasar es un samaritano. Los samaritanos eran menospreciados por el pueblo judío porque cuando los asirios conquistaron Samaria, muchos de ellos se quedaron atrás. Los asirios que se quedaron atrás se hicieron amigos de los samaritanos. Se casaron y tuvieron familias. Debido a que los samaritanos ahora son mestizos y ya no son israelitas de pura sangre, los judíos los tratan como ciudadanos de segunda clase.

El sacerdote sería el que ofrecería el sacrificio y realizaría otros deberes sacramentales en el Templo. Los levitas también son importantes ya que servirían como asistentes del Templo. Ambos grupos observarían la más estricta letra de la ley. Por lo tanto, la ley les impediría ayudar al hombre; si lo tocaban, quedarían impuros y no podrían cumplir con sus deberes en el templo.

El samaritano está más preocupado por el bienestar del hombre golpeado que por cualquier otra cosa. Esa es la diferencia entre los dos. El samaritano cuida al hombre lo mejor que puede hasta proporcionarle alojamiento y comida. Le promete al posadero que pagará los gastos incurridos por esta pobre alma.

Mis amigos, esta es la lección que Jesús está tratando de transmitirnos hoy. Nos está diciendo que nuestros vecinos necesitados son más importantes que cualquier otra cosa. Este mandamiento de Dios debe ser una parte integral de nuestra vida cotidiana y ha estado en los libros desde el principio. Jesús nos está diciendo que nada ha cambiado. ¡Hoy se nos pide ayudar a quienes nos necesitan!

¡Paz y Todo Bien!

Diácono Jim