Del escritorio del diácono para el 30 de enero de 2022

Queridos amigos:

Nuestra historia del Evangelio de hoy proviene de Lucas 4:21–30. La iglesia nos dio solo un fragmento de lo que se dijo al final del Evangelio de la semana pasada. “Hoy se cumple este pasaje de las Escrituras en vuestros oídos”. La cita a la que se refería Jesús proviene de Isaías 61:1–2 a. Es aquella en la que Isaías le dice al pueblo que los cautivos serán puestos en libertad y los que estén enfermos o discapacitados serán sanados.

Cuando Jesús les dijo que él era el cumplimiento de esta promesa, no estaban muy contentos. Se hicieron preguntas como: “¿No es este el hijo de un carpintero? ¿Cómo puede ser esto? Todos conocemos a este hombre. Creció en la misma calle”. Cuando Jesús los desafía con hechos duros, se enojan mucho. Se rebelan contra él y lo llevan a las afueras de la ciudad, donde intentan empujarlo por un precipicio. La Escritura luego dice: “Pero Jesús pasó por en medio de ellos y se fue”.

Todos sabemos cómo termina la historia. Poco tiempo después, Jesús es crucificado. Gracias a Dios ya no tenemos que enfrentar este tipo de martirio en nuestro mundo. Sin embargo, es posible que tengamos que enfrentar lo que se llama “martirio blanco”. El “martirio blanco” es cuando defendemos algo en lo que creemos y los que nos rodean se vuelven contra nosotros. Duele que las personas con las que nos asociamos no estén dispuestas a darnos una oportunidad. A veces, aunque la gente preste atención, sentiremos que no estamos logrando nada.

No podemos permitir que estos contratiempos nos desalienten de difundir el mensaje de Jesús. Como cristianos bautizados, estamos llamados a contarles a todos los grandes dones de Dios. No será fácil. No podemos permitir que eso se interponga en el camino. Dios no nos pide que tengamos éxito, solo que sigamos intentándolo.

¡Paz y Todo Bien!

diácono jim